¿Cómo perder el miedo a hablar con tu jefe?
1. Comunícate con él Es conveniente que seas sincero y acudas a tu jefe a fin de que te recomiende sobre cualquier tema que te preocupe. Explíquele lo que le preocupa y intente que sea consciente y considerado con sus intranquilidades. Cuanto mucho más dinámica sea la comunicación, mejor va a ser su relación.
2. No le critiques la espalda Jamás sacas nada positivo comentando mal de tu jefe con otros compañeros. En contraste con. Puedes lograr que tus comentarios lleguen a sus oídos y hacer un ámbito de tensión y desconfianza general. Charla primero con él y, si aún deseas desahogarte con otra persona, encuéntralo fuera del trabajo. Previenes inconvenientes futuros.
Prestar atención a eso que alguien afirma y más que nada a de qué manera lo afirma
Antes de proceder a donde deseamos, hablamos con nuestro supervisor y pedimos una asamblea. tenemos la posibilidad de esbozar (aun en nuestra cabeza) los temas que deseamos contemplar y elaborar probables cuestiones que se tienen la posibilidad de llevar a cabo. Evidentemente hay que ser claro y conciso. En el momento en que hayamos terminado de mostrar nuestro alegato, es esencial percibir y enseñar interés, acatando los compromisos de charlar. Y, como afirmábamos, el qué es tan esencial como el de qué forma. Aun el de qué forma puede ser aún mucho más importante en un caso así. Por este motivo, debemos tener clarísimo el tono que iremos a emplear y el lenguaje no verbal en el que nos marchamos a fundamentar. Para esto, los expertos aconsejan ver:
- La mirada. La mirada te deja comprender varios datos de otra persona. Por poner un ejemplo, si proseguimos viendo, ofrecemos la sensación de que nos importa la charla.
- La actitud. Tienes que eludir singularmente las posiciones cerradas y los brazos cruzados. Lo idóneo sería una situación erguida con los pies sutilmente separados.
- La sonrisa. ¡Precaución con esto! Una sonrisa sincera es considerablemente más que prolongar los labios. Y no tenemos ganas que nos atrapen con una sonrisa falsa. Puedes pararte en oposición al espéculo para entrenar.
- Los silencios. Hacer pausas para revitalizar una charla es tan esencial como controlar nuestras expresiones. Los silencios son fuerza, seguridad, juegan.
- Movimientos. Tienen la posibilidad de señalar señales positivas o negativas, como interés o rechazo. Lo que tienes que eludir aquí es mandar mensajes contradictorios: o sea, si exponemos agradecimiento con expresiones, no tenemos la posibilidad de acompañarlo con un bufido.
- La voz. Usar cambios de entonación, llevar un óptimo ritmo y eludir rellenos son los tres puntos que tienes que tener en consideración. Para esto, es de mucha ayuda leer o decir en voz alta lo que disponemos en cabeza, emplear picos de entonación y respiraciones profundas.
Lo que no dicen, queda
Disponemos clarísimo que las cosas hay que discutirlas a tiempo.
En cualquier relación personal, entendemos que si las cosas no se discuten a tiempo, se atrincheran y después las cosas empeoran.
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